Esta de más decir que parto de la base que la alimentación que decidimos seguir es sana y equilibrada, y en el caso de una dieta además adecuada y razonable, incluso con su espacio para algún pequeño capricho, eso si de forma programada en la misma, para evitar caer en el exceso.
Cuando hablo sobre la alimentación con mis clientes de entrenamiento personal, alumnos, amigos, etc., es muy frecuente que el problema común a la mayoría de personas que intentan tener un control sobre lo que comen, ya sea porque desean llevar una dieta equilibrada, más sana, porque intentan perder peso o un poco de cada cosa. Es que tienen serios problemas con su disciplina.
La mayoría están bien informados sobre lo que deberían comer y como hacerlo. Igualmente tienen acceso al tipo de alimentación que desean, ya sea vegetariana o macrobiótica.
El problema por lo tanto reside en la disciplina. Somos incapaces de cumplir con lo que trazamos: con lo que realmente deseamos para nuestro bienestar.
El problema de la disciplina puede tener de fondo diferentes circunstancias, como ansiedad, estrés, problemas emocionales y afectivos, incapacidad de compromiso, etc. Pero más importante que esto (por lo menos en cuanto a esta entrada se refiere), reside en los mecanismos que usamos, de manera parcialmente inconsciente, para sabotearnos a nosotros mismos y romper con la alimentación que realmente deseamos llevar.
La rotura no tiene que suponer un cese indefinido de la dieta o la forma de alimentación, tan solo una excepción. El problema es que la excepción suele convertirse en recurrente, hasta llegar a ser prácticamente la norma.
Una forma de poder combatir estos mecanismos es precisamente conocerlos y reconocerlos en el momento en que se activan, lo cual es la razón de ser de esta entrada.
Aunque se debería analizar cada caso particular, de forma general podría decir que existe una mentira personal, es decir que nos mentimos a nosotros mismos y además nos lo creemos, para justificarnos y romper nuestro compromiso.
Lo primero que debemos recordar, es que nadie nos obliga a meternos nada en la boca, y que todo aquello que ingerimos, lo hacemos por propia voluntad, siendo por lo tanto solo nosotros, los responsables de nuestra alimentación.
Por supuesto nuestra mente elaborara un sinfín de respuestas para justificar el abandono de nuestra meta: compromisos familiares o de amistades, días señalados en el calendario, momentos de celebración, lugares donde no podemos acceder a la comida que realmente queremos, etc.
Pero todo esto solo son excusas, ya que si realmente queremos podemos hacerlo. Solo que es más fácil dejarse llevar... y lo que sucede es que cada vez hay más excusas. Porque utilizamos la menor dificultad como pretexto para abandonar nuestros objetivos.
Nuestros familiares y amigos seguro que comprenden que queramos llevar una dieta más saludable. Incluso en los casos más difíciles, solo será cuestión de tiempo el que se acostumbren a que comemos de tal forma. Y en cualquier caso, no te van a obligar a ingerir algo que no quieras tomar.
Las celebraciones y momentos especiales no deberían ser justificación para romper nuestro compromiso, ya que seguro que hay ciertos alimentos especiales dentro de nuestra dieta, que no puedes permitirte por diferentes motivos de forma diaria (tal vez por su elevaración), que puedes aprovechar para degustarlos en esas celebraciones.
En cuanto al problema de no encontrar la comida que queremos allá donde estamos, es solo cuestión de planificación. Aunque ante una situación imprevista siempre podemos comer otra cosa a lo que teníamos pensado, pero que este en la dieta que hemos escogido, como por ejemplo sustituir una comida por fruta.
Por último están los casos en los realmente debemos saltarnos la dieta, digamos por causa de fuerza mayor. En estos casos lo que debemos hacer es reducir la cantidad de alimento que tomamos al máximo razonable. También podemos además sustituir un alimento por su variante más sana, por ejemplo algún tipo de dulce artesanal en lugar de industrial. Esto hará que la digestión sea más rápida, que los alimentos sean mejor digeridos, y que la posible toxicidad que intantemos evitar con esa comida, sea menos perjudicial para nuestro organismo.
Precisamente otro de las grandes errores en cuanto a disciplina se refiere, es además de saltarse continuamente la dieta por excusas prefabricadas. Es el aprovechar esa interrupción, para comer todo lo posible mientras dure ese lapso auto permisivo que nos damos.
Cuando no podamos resistirnos y rompamos nuestra dieta, un buen ejercicio para evitar caer en la mentira personal, es simplemente reconociendo que no hemos sido suficientemente decididos. Ser trasparentes con nosotros mismos es el mejor paso que podemos dar en todas las cuestiones de nuestra vida.
Si tenemos dudas o queremos comprobar hasta que punto son recurrentes nuestros excesos un buen ejercicio es apuntar cada interrupción en nuestra dieta. Seguramente nos llevemos una sorpresa con este ejercicio. Otra forma de llevar un buen control, especialmente en el caso de una dieta donde vigilemos el peso corporal, es chequear el mismo una vez a la semana, incluso podemos hacerlo de manera diaria si tenemos una báscula en casa. De esta forma no tendremos sorpresas y nos servirá de motivación para ser más estrictos con nosotros mismos.
Si en algún momento tienes dudas sobre lo que realmente quieres comer, es mejor que te lo replantes en frío. Es decir si has decidido no comer carne roja para llevar una alimentación más sana y te encuentras delante de un suculento filete: es posible que se te pase por la cabeza que un poco de carne roja puede ser incluso beneficiosa para tu salud. Sea cual sea el pensamiento que te viene a la cabeza, toma la decisión más tarde, cuando estas saciado y sin tentaciones a la vista. Si en ese momento sigues pensando que es la mejor decisión, sigue adelante.
Ten presente que el origen de esa clase de pensamientos en situaciones de tentación pueden deberse a una mentira personal. Los caprichos o los cambios de tu alimentación replantéalos siempre de manera consciente y analítica fuera de la influencia de cualquier posible tentación.
La disciplina es la clave para mantener la alimentación que con conciencia hemos escogido para nosotros. Mantén la disciplina y triunfaras.
Rubén B Soto
- Si quieres copiar algún post de este blog, por favor, lee las condiciones que se proponen en la licencia internacional de CC.

- Se permite la distribución del contenido siempre que se cite fuente y se incluya enlace.
- Este blog esta protegido por Copyscape.
- Si algún texto o imagen de este blog vulnera algún derecho de propiedad ponte en contacto conmigo y será automáticamente retirado.
rubenbsoto@gmail.com
rubenbsoto.blogspot.com
- Este blog esta protegido por Copyscape.
- Si algún texto o imagen de este blog vulnera algún derecho de propiedad ponte en contacto conmigo y será automáticamente retirado.
rubenbsoto@gmail.com
rubenbsoto.blogspot.com
3 comentarios:
Muchas gracias por este artículo, creo que como víctima de mis propios autoengaños has dado en clavo con el post =)
Por hablar un poco del tema y dar mi opinión, me gustaría comentar que el problema de la gente a tu alrededor es bastante más chungo en mi opinión de como tú lo ves. Me explico:
Muchas veces la gente no sólo no apoya tu decisión de llevar determinado tipo de alimentación, sino que se afanan en que no la hagas. Hay dos motivos básicos en mi opinión:
1. Reforzar su autoestima "imponiendo" sus costumbres y puntos de vista. "Si todos hacen lo que yo hago, estoy haciendo lo más 'guay'".
2. Justificar sus propias decisiones o acciones potencialmente erróneas "Si todos hacen lo que yo hago, será que lo que yo hago es correcto".
3. Realmente creen que has tomado una mala decisión (tengan razón o no). "Si haces tal cosa tu salud será peor!"
Ejemplos de esto: Un hijo que se hace "vegetariano chungo" en una familia más tradicional, un chaval de un grupo de amigos que quiere dejar de beber, fumar o drogarse los fines de semana (lo que sea).
Puff, esta entrada me ha tocado muchos puntos sensibles y he visto patrones míos muy claros, pero voy a dejarlo reposar y a pensarlo antes de comentar más, porque si no me pongo a hablar por hablar y ni aporto nada ni yo mismo me entero de lo que digo xDDD
Un abrazote, muy buen artículo!
Hola Alex tienes mucha razón en cuanto que la gente de tu alrededor puede ejercer una influencia muy poderosa y aveces nociva.
Pero no le he querido dar trascendencia en la entrada no porque yo no lo vea así, sino porque me quería centrar en otra cosa. A veces es mejor trabajar por parcelas.
Entrar en ese tema hubiera sido tocar demasiados puntos: aprobación/desaprobación parental, psicología de grupo, autoestima, incapacidad para decir que no a los demás, etc, etc.
Un abrazo muy fuerte y gracias por tus interesantes aportaciones.
Claro, tienes razón. Yo lo he comentado porque el entorno (más bien la gente de mi entorno) siempre ha sido uno de los mayores impedimientos (y fuente inagotable de excusas) a la hora de ponerme con dietas que YO considero sanas.
Puff, es que esta entrada dice tantas cosas y toca de refilón tantos puntos interesantes que me da mucho que pensar y no sabía muy que decir. Pero quería decir algo, leñe! Y eso es lo que me ha salido xDDD
Un saludo y de nuevo gracias por este blog, que es un rinconcito de sabiduría y espiritualidad en Internet =)
Publicar un comentario