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Una vida con Limalama

Cuando era muy pequeño empecé a estudiar Judo, conseguí un par de cinturones y divertirme bastante, pero fue a los 11 años cuando algo sucedió en mi vida que la cambiaría para siempre, ya que a raíz de esa experiencia se introdujo en mi la pasión por el deporte, por la inteligencia física, por la filosofía y la belleza de la dualidad, que ha día de hoy no ha cesado de crecer y de alimentarme, de llevarme de una cosa a otra hasta ser lo que soy.

Esa experiencia fue ingresar en una escuela de artes marciales polinesias. Cuando ingrese y traspase dos cortinas rojas que custodiaban un largo pasillo hasta la sala de vestuarios y entrenamientos, no podía imaginar en aquel entonces la repercusión de los pasos que estaba dando.

En aquella escuela regentada por Carlos Becerra García y José María Gómez Martín se estudiaba, se vivía y se practicaba Limalama, un arte marcial de origen polinesio. Por aquel entonces era el estilo del maestro Jorge Vázquez el que se entrenaba, aunque al poco de mí ingreso, hubo una revolución en la escuela. Carlos y Chema (José María) habían podido ponerse en contacto con el propio Maestro fundador de Limalama, a partir de ese momento ellos aprenderían directamente del fundador y nosotros de ellos, el estilo de Jorge Vázquez dio paso al autentico Limalama de la mano de ni más ni menos que su propio fundador.

El maestro Tino Tuilosega´s el fundador de Limalama, había ido desarrollando su sistema durante toda su vida, ahora en su plena madurez había culminado su más grande obra, consiguiendo unificar las artes de guerra polinesias bajo una sola técnica, Limalama la mano de la sabiduría. Durante ese trayecto tuvo varios discípulos, los cuales a su vez dieron a conocer su sistema a muchos otros alumnos, especialmente por México, desgraciadamente mientras que Limalama iba desarrollándose, cambiando, obteniendo su forma definitiva con el pasar de los años, todos estos maestros se quedaron estancados, no actualizaron sus conocimientos de la mano del Maestro, se contentaron con lo que habían aprendido en un momento determinado, una versión inacabada de lo que sería posteriormente Limalama. Aprender de la propia fuente el autentico Limalama, de la mano del que puede ser el último gran maestro vivo, era un colosal honor, y para nosotros aprender de la última generación de maestros formados por el fundador de Limalama sin duda también lo era.

Fui creciendo en mi vida de la mano de Limalama, cuando cumplí los 18 años de edad, la mayoría de edad en España, me presente para ser cinturón negro. Entrenaba varias horas de técnica por la mañana, antes de eso iba a correr una hora en un circuito de tierra con empinadas subidas, colindantes a una zona de bosque de encinas, y cuando terminaban las clases iba hacer musculación a un gimnasio de pesas cercano hasta la hora de comer, ya que mi escuela solo contaba con un tatami. Tenía la gran suerte de poder entrenar mano a mano con mi maestro, Chema y yo teníamos un fuerte vínculo de amistad y respeto, y ambos estábamos unidos por la pasión que sentíamos por Limalama. Por la tarde repasaba técnica antes de entrar a las clases en una pequeña antesala que había antes de la sala de entrenamiento, y después asistía a 3 o 4 horas de Limalama, o según el día, combate con diferentes reglamentos, cuando terminaban las clases eran las 10 de la noche, yo solía quedarme después para hacer abdominales, a veces con las luces del gimnasio apagadas, cuando todo el mundo se iba Chema y yo fregábamos el tatami mientras escuchábamos la radio de fondo y hablábamos de Limalama, de la técnica, de otras artes marciales, de la filosofía de Limalama, etc. Cuando llegaba a casa solía ser las 11 o las 12 de la noche. Muchas noches Chema y yo cenábamos juntos en mi casa, después venia el sueño reparador para comenzar al día siguiente la misma jornada, y así de lunes a sábado por la mañana. Una vez conseguí el cinturón negro, además de mi entrenamiento impartía clases tanto dentro como fuera de la escuela.




Rubén B Soto

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2 comentarios:

Kurosh dijo...

Las artes marciales despiertan el espíritu aunque no nos demos cuenta. De hecho, la mayoría de los que hemos practicado artes marciales con regularidad siempre tenemos una dimensión metafísica profunda y unas inquietudes similares respecto a la vida.

Me gusta mucho esa parte de tu vida y siempre que cuentas esa época presto mucha atención je, je. Ya que nunca he vivido las artes marciales con tanta pasión y siento mucha admiración por ello. Además siento que a tí te ayudaron muchísimo a encontrar el equilibrio y el camino a seguir. Macho a ver cuando te vienes para Madrid que se te echa de menos!

Un abrazo fuerte!

Rubén dijo...

Gracias Ciro, en principio tenía pensado ir en Navidades pero no lo tengo totalmente seguro. Cuando lo tenga os avisaré. Un abrazo muy fuerte y dale también un beso a Elena.

Rubén Ballesteros

Rubén Ballesteros
Creo que la salud es lo más importante en la vida. Sin salud ni tan siquiera habría vida. La salud ha sido siempre el hilo conductor de todo lo que he hecho hasta ahora, incluso cuando no era consciente de ello.

Desde el impulso vehemente de mi adolescencia que me llevó a practicar diferentes deportes de manera intensa y comprometida. Pasando por la curiosidad de la juventud que me llevo (y me lleva) a explorar regularmente diferentes partes del mundo. O mi iniciación en las filosofías de vida orientales como el Tantra o el Tao. Hasta el momento presente, en que me dedico a tratar personas (no pacientes) para mejorar su salud. Todas estas acciones han sido y son manifestaciones de mi búsqueda por encontrar y posteriormente ayudar a otros a encontrar la salud.

Siendo salud un termino ambiguo, debo decir que para mí esta se define en el conjunto más amplio de la misma: Una salud integral e integradora de cuerpo, mente y espíritu. Para mí la salud engloba bienestar, felicidad, plenitud, realización, equilibrio y amor. Además obviamente de funcionalidad y normalidad en todas y cada una de las estructuras biológicas de nuestro cuerpo, siendo esta última su definición más clínica.

La Organización Mundial de la Salud define salud como "el estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de enfermedad o dolencia" añadiendo posteriormente "y en armonía con el medio ambiente". Se puede por lo tanto entender la salud como el nexo imprescindible para reconciliar al hombre con él mismo, con su esencia y con el mundo que lo rodea.

Un abrazo de Luz.
Rubén Ballesteros.

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